La cultura organizacional hace referencia a un sistema de valores compartidos, supuestos y creencias que muestran a la gente lo que es un comportamiento apropiado e inapropiado. Estos valores tienen una fuerte influencia en el comportamiento de los empleados, así como en el desempeño de la organización.
La literatura más popular sostiene que las culturas “buenas” o “valiosas”, a menudo equiparadas con culturas “fuertes”, se caracterizan por normas que benefician a la empresa, a los clientes, a la humanidad y al buen desempeño en general. Estas culturas se caracterizan por normas y valores que apoyan la excelencia, el trabajo en equipo, la rentabilidad, la honestidad, la orientación al servicio al cliente, el orgullo por el trabajo y el compromiso con la organización. Sobre todo, apoyan el establecimiento de un modelo más justo e incluyente, más igualitario y equitativo.
Hablar de “Equidad” e “Igualdad”, en el mundo empresarial y sin fines de lucro, es referirse a dos términos que tienen mucho en común y que representan una parte fundamental de aquellas iniciativas de diversidad e inclusión que buscan generar lugares de trabajo más productivos, diversos, innovadores y competitivos. La Diversidad e Inclusión (D&I) posee muchas ventajas para una empresa u organización sin fines de lucro, sin embargo, es necesario comprender y comprometerse con la igualdad y la equidad para que las estrategias de D&I tengan muchas más posibilidades de éxito. Pero ¿Cómo se definen la igualdad y la equidad? ¿Qué aspecto tienen en un entorno laboral?, son preguntas pertinentes cuyas respuestas vamos a desarrollar en el presente artículo.
Cómo se acoplan la igualdad y la equidad
Los lugares de trabajo no deben ser simplemente diversos, también deben ser más inclusivos, deben ser lugares donde predomine la igualdad, donde todos los empleados se sientan valorados y empoderados, apoyados, respetados y en igualdad de condiciones dentro de su departamento.
Al personal cualificado se le deben brindar oportunidades como la formación continua, capacitación y ascensos que junto a las normas de la empresa deben aplicarse por igual en todos los aspectos. En una organización cuya cultura esté basada en la igualdad, lo más probable es que la equidad ya esté presente, aunque no siempre es así, por lo que conviene preguntarse ¿Qué es exactamente la equidad? ¿En qué se diferencia de la igualdad?
Los empleados tienen necesidades diferentes, en consecuencia, si una empresa trata a todos sus empleados por igual, ignorando las necesidades intrínsecas de cada grupo demográfico, habrá desigualdad. En este punto, la equidad entra en juego nivelando las acciones, abordando las discrepancias y garantizando que todo el recurso humano de la organización tenga lo que necesita para alcanzar el éxito. En definitiva, la equidad es el camino hacia la verdadera igualdad.
Ejemplos de igualdad y equidad
Ya con una idea más clara de los objetivos de la igualdad y la equidad, examinaremos cómo éstas pueden integrarse en el ambiente laboral, básicamente analizaremos la igualdad y la equidad en tres contextos: el proceso de selección y contratación, los salarios y las adaptaciones.
El proceso de selección/contratación
Al momento de buscar un candidato a un puesto de trabajo, es muy importante, para una empresa preocupada por la diversidad, contar con una estrategia. Lo primero por hacer es sentar las bases de un entorno de trabajo más equitativo, otorgando intencionalidad en la contratación de la diversidad. Para ello se debe elegir un equipo de selección/contratación, preferiblemente diverso, el cual debe mantener una opinión conjunta durante el proceso. Todos deben sentir que su opinión se valora y como mínimo deberían recibir capacitación sobre los prejuicios estructurales e implícitos que privan de derechos a determinados grupos. El personal a cargo de la contratación debe ser capaz de reconocer estas tendencias, examinar sus propios prejuicios y luchar activamente contra la discriminación durante el proceso de selección y contratación.
Salario
En cuanto al salario nos encontramos con dos conceptos que se confunden a menudo, la igualdad salarial y la remuneración equitativa, pero ambos tienen algunas diferencias clave. El objetivo de la igualdad salarial es que se pague lo mismo por el mismo trabajo, es decir, todos los que hacen el mismo trabajo deben recibir el mismo salario. La remuneración equitativa es un poco más compleja, ya que esta examina los problemas sistémicos y los múltiples factores que afectan a las diferencias salariales entre grupos, como la discriminación racial y de género para lograr puestos de trabajos más diversos y equitativos. Las empresas interesadas en abordar la igualdad salarial tendrán que recopilar datos sobre cada empleado, examinar la representación de su fuerza laboral y trabajar con expertos, para evitar el sesgo en la asignación de ciertos grupos en puestos de trabajos específicos.
Adaptaciones
En algunos países la ley exige “adaptaciones razonables”, que son adaptaciones necesarias para igualar las condiciones de los empleados, sin embargo, para las empresas que valoran la igualdad, estas adaptaciones son imprescindibles aunque no sean legalmente requeridas. Los trabajadores con discapacidades, problemas de salud mental o barreras lingüísticas suelen necesitar adaptaciones.
La igualdad consiste sencillamente en poner las adaptaciones a disposición de las personas que reúnen las condiciones necesarias. La equidad se refiere a las cosas específicas que cada persona necesita para tener éxito. Por ejemplo, una persona puede pedir trabajar desde casa algunos días a la semana debido a una condición médica. Ofrecer la opción de trabajar a distancia les permite desarrollar todo su potencial en su trabajo. No todo el mundo necesitará las mismas adaptaciones, mientras que algunos pueden necesitar más que otros. La equidad se basa en necesidades específicas e individuales, pero la igualdad es el resultado deseado.
Igualdad y equidad: una visión del lugar de trabajo
Un lugar de trabajo será un entorno justo e inclusivo siempre y cuando estén presentes la igualdad y la equidad, como dos caras de una misma moneda. Alcanzar tal modelo de justicia laboral requiere tiempo, recursos y estrategia, articulándose en un proceso largo que amerita evolucionar constantemente para lograr resultados satisfactorios, empleados más felices, más productivos y más leales. Un lugar de trabajo donde todo el mundo se beneficia.
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