En 1948, 50 Estados miembros de la ONU se reunieron para establecer la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). En sus 30 artículos, se exponen los derechos que merecen todos los seres humanos, independientemente de su etnia, nacionalidad, sexualidad, género o cualquier otra condición. Para que estos derechos se apliquen a uno, basta con ser humano. A muchos nos parece obvio que los derechos humanos deben ser universales, pero hay detractores de esta idea. ¿Qué dicen? ¿Tienen razón? ¿Cuál es la respuesta adecuada?
¿Ignoran los “derechos humanos” las diferencias culturales?
Uno de los principales argumentos contra los derechos humanos universales parece ser que ignora la cultura. ¿Cómo pueden aplicarse los derechos a todo el mundo, cuando hay tantas diferencias entre las culturas? Los críticos cuestionan el documento de la DUDH específicamente, diciendo que está sesgado hacia los ideales occidentales, y que es esencialmente una manera de que Occidente imponga sus puntos de vista en el mundo. No es difícil entender su punto de vista, teniendo en cuenta que países como Estados Unidos utilizan los derechos humanos como excusa para invadir zonas, pero luego ignoran los abusos de los derechos humanos en otros lugares. Esto hace que parezca que el concepto de derechos humanos universales es más político que otra cosa. ¿Son los derechos humanos universales simplemente una forma de justificar la expansión occidental y la eliminación de las tradiciones y la cultura de otros países? En absoluto.
Respuesta a las críticas
La respuesta más clara a estas críticas es señalar cómo se creó la DUDH. No fue dirigida por los países occidentales. De hecho, fue un delegado de Egipto quien propuso que los derechos humanos se consideraran universales. Muchos de los derechos sociales y económicos del documento también fueron impulsados por los Estados árabes e incluso por la Unión Soviética. Cuando se terminó el documento, dos tercios de los apoyos procedían de países no occidentales.
También es importante señalar que muchos de los derechos humanos universales no son prescripciones específicas. Más bien, son los derechos a ser libre “de” algo. No son planos exactos sobre lo que debe hacer una sociedad que respeta los derechos humanos, sino más bien lo que ese tipo de sociedad no debe hacer, es decir, mantener a la gente en la esclavitud, discriminar por motivos de género y raza, y torturar. Según los activistas e investigadores de los derechos humanos, parece que la mayoría de las críticas contra éstos provienen de líderes y estados que quieren infringir los derechos. Utilizando el concepto de “tradición” como máscara, las estructuras autoritarias pretenden seguir violando los derechos de las personas más vulnerables, como las minorías étnicas o religiosas, las mujeres y los niños.
Human Rights Watch, Amnistía Internacional y otras organizaciones investigan estas violaciones y su conexión con antiguas tradiciones y cultura. Algunos ejemplos son Kenia, donde se discrimina a las mujeres que quieren tener propiedades o heredar, y Afganistán, donde todavía se celebran matrimonios forzados. En Indonesia, hay pruebas de virginidad; en Irak, los crímenes de honor siguen siendo legales; y durante años en Etiopía se practicó regularmente la circuncisión femenina. Fíjate en quiénes son los oprimidos por estas “tradiciones”. Los verdaderos ciudadanos y personas que viven en esos países no ven esas violaciones como una parte positiva de su cultura, y quieren un cambio. Si algo es perjudicial, ¿por qué no debería terminar? ¿Por qué los derechos humanos que cuestionan las acciones destructivas no deberían aplicarse a todo el mundo?
¿Qué aspecto tiene el cambio?
En general, se reconoce globalmente que los derechos humanos pueden y deben ser universales, pero cómo se hacen prácticos es una cuestión mucho más controvertida. La hipocresía se extiende entre los Estados que más alardean de “derechos humanos”, lo que debilita su universalidad y su eficacia. Es demasiado fácil para los críticos señalar este fallo y argumentar que es imposible que los derechos humanos sean universales. ¿Cuál es la solución? No será una solución rápida.
En primer lugar, los países que presumen de derechos humanos deben hacer algo al respecto, y no dormirse en los laureles contando cuántos tratados han firmado. Estos mismos países también deben analizar con detenimiento su historial en casa y su coherencia, para que los “derechos humanos” no se conviertan en una máscara para consolidar el poder en el extranjero. Para que los derechos humanos se respeten universalmente, los países no deben elegir los abusos que les preocupan.
Además, los derechos humanos deben considerarse compatibles con todas las culturas. Demasiados líderes y Estados autoritarios se oponen a los derechos humanos, utilizando la tradición como excusa. En 2012, cuando el Tribunal Superior de Botsuana falló a favor de cuatro hermanas que intentaban conservar su hogar, lo que iba en contra de la ley tradicional, los jueces escribieron que “la cultura cambia con el tiempo”. Para 2025, Etiopía espera acabar con la mutilación genital femenina y el matrimonio precoz. Los grupos y líderes de derechos humanos que están detrás de estos cambios se centran en la transformación de la cultura y la tradición. Para adoptar los derechos humanos, un país no necesita desechar toda su cultura. La cultura progresa y evoluciona con el tiempo, gracias a las voces de aquellos que han sido históricamente silenciados. Esas voces deben seguir siendo amplificadas para que los derechos humanos sean universales.
Aprende más sobre la defensa de los derechos humanos realizando un curso gratuito en línea.
Bienestar, equidad y derechos humanos | Gratis para auditar Certificado de pago | |||
Liderazgo inclusivo | Gratis para auditar Certificado de pago | |||
Inclusión social de personas con discapacidad desde un enfoque de derechos | Gratis para auditar Certificado de pago | |||
Introducción al Derecho Internacional Público | Gratis para auditar Certificado de pago |